
Testimonio en primera persona de la vida del emperador romano nacido en España. En términos literarios, una falsa autobiografía. En términos teatrales, una falsa personificación: Adriano no vive en el siglo II, aunque lo recuerde. Esta unión de planos es el universo de nuestro montaje. Con un lenguaje lleno de lirismo y con una admiración hacia su perfil helénico, Yourcenar recrea la figura de un mandatario tan sabio y magnífico como ciego y contradictorio. En ambos perfiles se dibuja el gesto de la soledad. Tomando este tema como columna vertebral del espectáculo, la directora Beatriz Jaén ha creado un espacio escénico en donde los ecos de esa soledad resuenan en la actualidad del poder, de la política y de la creación de una imagen pública. Acompañado por un séquito que le cuida a la par que lo apresa, Adriano preparará el legendario discurso donde lega el poder a Marco Aurelio. Su memoria será el resultado su imperio, pero también la confesión de un hombre que ha tocado los límites de la experiencia humana.